Desconexión en DENIA | My trip to DENIA

¡Hola mis estilos@s!

Por fin estoy otra vez delante del ordenador para escribir un nuevo post. Ha sido un paréntesis bastante largo y a lo que no estoy acostumbrada. No he estado mucho tiempo fuera, pero sí que es verdad que me lo he tomado con calma. Eso sí, las vacaciones se han terminado y ahora toca centrarse para darlo todo en lo que queda de año :)

Para empezar os quería hablar del lugar de nuestra escapada: Denia. Para mí siempre ha sido un lugar especial, ya que cuando todavía vivía en Suiza, mis padres compraron un bungalow de veraneo allí. Básicamente fue mi conexión con España durante mis primeros años de vida. Cuando veía las palmeras le decía a mi madre: ¿Ya estamos en España? Por eso hacía tiempo que quería volver, ver qué había cambiado, ir a los lugares de mi infancia y enseñárselo todo a mi novio, que eso siempre es algo que hace mucha ilusión.

Preparados, listos, ¡ya!

EL FARO DE JÁVEA: depués de pasar unos días con mi familia valenciana en La Eliana pusimos rumbo a Denia. Como nos pillaba de camino decidimos parar en el faro de Jávea, y no nos arrepentimos. Las vistas me parecieron espectaculares, y el aire que se respiraba es... indescriptible. No sé si se aprecia en las fotos, pero fue uno de los primeros momentos zen que viví en el viaje jajaja.

PASEO MARÍTIMO DE DENIA: me encantaba pasear por aquí cuando era niña. Las tiendas de cosas para la playa típicas de las zonas de costa, el ambiente, tener el mar a un paso, los barcos, y ese olor característico (no necesariamente agradable jeje) me trasladaron a mi infancia. Creo que esta es de las zonas que más ha cambiado, puesto que ahora está súper acondicionada. Pero fue entonces cuando me di cuenta de que esa seguía siendo mi Denia, porque a pesar de los cambios yo la veía igual :)

MERCADILLO NOCTURNO: todavía tengo cosas que me compraron en este mercadillo cuando era peque. Lo ponen por la tarde-noche, y le da mogollón de ambiente al paseo marítimo. Iba con la idea de comprarme algo de recuerdo, y cuando vi un bolso de rafia en forma de media luna dije: "me lo llevo puesto". Os dejo también unas fotos que hicimos de día, con los puestos cerrados. Es que esos colores daban mucho juego ;)

EL CASTILLO DE DENIA: decidimos visitarlo de noche, porque con las luces encendidas nos enamoró. Las vistas son impresionantes, pero no os aconsejo subir con alpargatas, porque yo casi me mato jajaja. A ver si nos encontráis en la última foto...

HELADO Y AUTO-CINE: lo que más me gustaba de Denia y que es relativamente difícil de encontrar si vives en el interior son las heladerías en las que preparan copas de helado y postres tipo banana split. Lo mejor es que mis heladerías de siempre seguían allí plantadas como si el tiempo no hubiera pasado por ellas. Tampoco me he olvidado jamás del auto-cine, donde vi El peque se va de marcha, una de mis pelis favoritas de infancia. El cine al aire libre tiene un encanto que no se puede describir. El sonido es brutal, os juro que por momentos parecía que los disparos nos daban de pleno en el coche. Además, hubo una tormenta que encajaba a la perfección con las pelis que vimos. También quería visitar el antiguo cine, pero vi que lo había sustituido por una sala de espéctaculos. O eso creo, por lo menos la entrada es tal cual lo recordaba...

AMANECER EN LA PLAYA: siempre he querido hacer fotos al amanecer, y qué mejor oportunidad que esta. Nuestro día de playa fue nublado, así que perfecto para nosotros. Y por las horas solo había unos cuantos valientes corriendo y caminando. El agua estaba caliente y depués de un baño súper calmado empezó a chispear. Os juro que ese momento en que me tumbé en la toalla, con las gotitas cayendo ligeramente sobre mi piel alcancé el Nirvana. Solo se oía el sonido del mar, y la luz era tan tenue que casi me duermo.

MI ANTIGUA CASITA: no quería irme de Denia sin ir a ver mi antigua casa. Como todos los epañoles nacidos lejos de España, al final mi familia volvió a su hogar. Pero la que había sido mi casa en España quedó demasiado lejos para visitarla a menudo, por lo que mis padres decidieron venderla. Ahora ya no es mía, pero estaba tal cual. Y la piscina comunitaria estaba como recién puesta, pero con las mismas mini baldosas cuadradas que yo recordaba (y que guardo con cariño, porque siempre se caía alguna jeje). Estuve muy tentada de pegarme un chapuzón con ropa y todo.

Para mí siempre ha sido una zona de ensueño. Estar en la montaña y ver el mar al fondo, el tipo de edificaciones incrustadas en las montañas, las vistas espectaculares, la piedra tan característica de esta zona... no pude evitar darme un paseo por las calles y ver las casas, como solía hacer con mis padres cuando caía la tarde.

HACER FOTOS MOLONAS: es un plan que me apetecía mucho, ya que la fotografía es una faceta que apenas puedo desarrollar. Con el blog inevitablemente tengo que estar delante de la cámara, y aunque siempre diga el encuadre que quiero, la altura, angulación, no es lo mismo que mirar a través del visor y disparar.

 

Sé que es el post más largo que he hecho hasta la fecha, pero no quería dejar de compartir este viaje que ha sido tan especial para mí. Solo fueron tres días, pero me dio tiempo a hacer todo lo que quería hacer y a dejar algunas cosas para la siguiente visita. Creo que no descarto dejarlo todo e irme a esta montaña a escribir en plan ermitaño jajaja.

L@s que hayáis tenido la paciencia de leerme, espero no haberos aburrido. Y al resto, espero de corazón que os hayan gustado las fotos. Nos vemos en el siguiente post con looks ya de entretiempo/otoño.

¡Saludos súper estilosos!

J.